Levantamos esta nota de un relevamiento hecho hace unos días por Mariano Srur de www.guiasmosqueros.com.ar quien nos autorizó a publicarla en nuestro blog. Gracias Mariano por la gentileza, está bueno informar para evitar la incertidumbre de los pescadores en cuanto a los efectos de las cenizas para este inicio de temporada.
Las cenizas en la cuenca del río Limay y sus posibles efectos sobre la pesca
La erupción del volcán Puyehue afectó amplios sectores de las provincias de Río Negro y Neuquén. Desde el punto de vista del pescador recorrí durante el sábado 23 de julio el río Limay y su zona de influencia, tratando de averiguar qué efectos tuvo sobre las aguas en las que habitualmente pescamos. Primero quiero detallarles cada una de las fotografías tomadas y luego haré una conclusión en base a mis observaciones.
El primer sitio relevado es el río Limay Superior a la altura de Rincón Chico, a 28 km del centro de Bariloche. En la foto (1) (lat.: 40°59’12.00″S / long: 71° 5’32.08″O) se puede apreciar que el agua es bastante transparente y no hay cenizas depositadas en el fondo rocoso, salvo una pequeña franja cerca de la costa. Sobre la costa sí hay una capa de unos 3 cm de espesor, que al aumentar el caudal la corriente barre. Una muy buena noticia es que encontré debajo de rocas sumergidas insectos tipo caddis y mayflies, que pasan gran parte de su vida debajo del agua y son una importante fuente de alimento para las truchas, lo que quiere decir que no han sido eliminadas por la gran cantidad de cenizas que arrastró el agua durante los primeros días de la erupción.
El segundo sitio es también el Limay Superior, cerca del paraje La Lipela, a 49 km del Centro Cívico. En esta imagen (2) (lat.: 40°49’24.11″S / long: 71° 6’6.27″O) se ve un cambio en la tonalidad del agua, que adquiere un color verdoso y pierde transparencia debido a la lluvia caída durante ese día y los previos, que hizo crecer a los arroyos Corral y Carbón, arrastrando una cantidad considerable de ceniza hacia el Limay.
El tercer punto relevado es el Embalse de Alicurá (3) (lat.: 40°34’27.17″S / long: 70°47’29.46″O), donde se pueden ver grandes extensiones de piedra pómez y cenizas flotantes. La fotografía es sobre la ruta 40 (ex 237) a la altura de la villa temporal donde vivía la gente que construía la represa. Aquí el agua tiene un color similar al de la foto anterior del Limay. Se aprecia claramente la movilidad que tiene el agua ya que las cenizas avanzaron grandes extensiones y en algún momento continuarán hacia el embalse de Piedra del Águila.
El cuarto lugar es el Embalse de Piedra del Águila (lat.: 40°26’13.18″S / long: 70°39’7.74″O), en la zona del puente de la ruta 40. Aquí el agua tiene menos material en suspensión, siendo transparente aunque no a su nivel normal. Esto denota que los ríos Collón Curá y Caleufu no están aportando cantidades significativas de cenizas. El día que tomé la foto había una temperatura muy agradable, como para estar sin abrigo, y se veía una actividad importante de truchas alimentándose en la superficie.
La quinta foto (lat.: 40°10’35.14″S / long: 69°59’31.71″O) corresponde a la zona del dique de Piedra del Águila, el cual forma el embalse de la foto anterior. Aquí no se ven acumulaciones de cenizas sobre el lago artificial, y aunque el agua no tiene la transparencia habitual, no está tan afectada como ocurre en Alicurá. Aquí nace el río Limay Medio, donde se puede apreciar la fisonomía del fondo cerca de la costa.
La última foto (6) (lat.: 40° 0’21.91″S / long.: 69°59’6.94″O) muestra el río Limay Medio a la altura del puente de Pichi Picún Leufú, a unos 29 km de la foto anterior siguiendo el cauce del Limay. Aquí el agua está semi transparente ya que el embalse de Pichi Picún Leufú tiene cenizas en suspensión, pero que solo llegan a cambiar el color del agua sin enturbiarla.
Luego de estas observaciones tengo optimismo con respecto a la pesca durante la próxima temporada 2011/2012. El grado de transparencia de la primera parte del Limay permite suponer que las cenizas son rápidamente llevadas aguas abajo por la corriente, por lo que no se acumularán indefinidamente en la cuenca. Asimismo el gran aporte de agua del río Collón Curá, más importante en su volumen que el del Limay Superior, ayudará a la renovación y recirculación del agua de la cuenca.
La presencia de insectos acuáticos que representan una importante fuente de alimentos para los peces, indica que los mismos no fueron eliminados por la gran cantidad de cenizas que circuló en los ríos.
Es probable que se hayan perdido camas de desove de truchas marrones durante los días con mayor cantidad de cenizas, pero esto se sabrá a futuro si es que no se producen capturas de peces que deberían haber nacido en estos meses. También es posible que haya habido mortandad de peces durante los primeros días. Es un fenómeno que ocurre habitualmente en la naturaleza, especialmente durante las crecidas repentinas de los cursos de agua, como sucedió en el Pichi Leufu hace sólo unos meses. Esto hace que los peces que mueren dejan su espacio disponible para otros peces, continuando con el ciclo natural de la vida.
El efecto de las cenizas en las branquias de los peces, sobre lo cual se han dado pronósticos sombríos, no debería ocasionar problemas según mi opinión, ya que en cuencas con gran cantidad de finas partículas en suspensión que no decantan, como la del río Santa Cruz, existe una buena población de truchas que sobrevive sin problemas. Además la caída de cenizas en la zona de Esquel, producto de la erupción del volcán Chaitén, no tuvo efectos catastróficos sobre la población de peces. Solo el tiempo lo confirmará pero espero no equivocarme.
Por Mariano Srur- Guía mosquero
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